La pandemia destruyó datos y costumbres culturales

Por: Jairo Hernán Díaz Arias (JHDA)

Introducción:

“Que manda a decir mi mamá que disruptivo es la palabra clave para la situación actual”. Así es, si aún no comprende ese concepto utilizado en tantas conferencias, ahora tiene un ejemplo en vivo, esta pandemia trajo con ella una disrupción (Del ingl. disruption, y este del lat. disruptio, -ōnis, var. de diruptio, -ōnis ‘rotura, fractura’. ASALE, R., & RAE. (2020). Diccionario de la lengua española RAE – ASALE. «Diccionario de La Lengua Española» – Edición Del Tricentenario. https://dle.rae.es/disrupci%C3%B3n

Los googol de información (El término Google tiene origen en la matemática, google viene de googol, que es el número 100100, es decir, el dígito 1 seguido de cien ceros.) que teníamos en datos estadísticos, informes, proyecciones, reportes, planes y posibles resultados para la toma de decisiones antes de la pandemia, hoy están en serios aprietos.

Nada o casi nada es igual, es innegable el impacto del COVID-19; las consecuencias que parecen “momentáneas o temporales” serán para la mayoría de personas y empresas permanentes. Quienes están esperando volver a la normalidad (que realmente era el problema) lo harán, pero se habrán quedado atrás, no están aprovechando esta oportunidad única para transformarse y tomar decisiones ahora, en el presente, para este futuro inmediato.

Ese futuro que antes parecía lejos, que en los textos revisados habla de transformaciones dentro de 5 o 10 años, ahora nos pisa los talones, incluso ha mostrado que existía, simplemente era un presente desconocido o peor aún ignorado por conveniencia, incluso por algunos que “venden” una visión de la biblioteca (1), la universidad (2), de las profesiones (3) y los recursos educativos (4), que actualmente no es tan cercana a la realidad.

¿De dónde sale esta afirmación?

  • BIBLIOTECA

     Los datos estadísticos de uso de las colecciones impresas en las bibliotecas universitarias y me atrevería a decir de otras, desde inicios del año 2010 vienen bajando,  sin embargo la ocupación del espacio físico no, porque los usuarios lo utilizan como salón social, áreas de trabajos, acceso a computadores, cursos, capacitaciones, eventos, uso de WIFI; pero en poca cantidad utilizando los recursos impresos que se ofrecen. Un ejemplo de esto, es la famosa biblioteca de Tianjin (China) que, aunque tienen algunos libros, muchos usuarios solo van a tomarse fotos dada la belleza de la edificación.

Esta afirmación también se origina del diálogo directo con profesores, decanos,  estudiantes pilosos e investigadores, si señores, no es que una prima o una tía me contó; lo ha dicho un decano con mucha experiencia: “…no justifico comprar un libro impreso en mi área, los libros impresos salen obsoletos, atrasados; ahora la producción y generación de información basada en investigaciones cambian en corto tiempo, un ejemplo es la vacuna desarrollada en menos de un año; los procedimientos pueden mejorarse de un mes a otro. Por ello la ventaja de los contenidos electrónicos (e-books) por suscripción, que se actualizan de forma inmediata y llegan a tu dispositivo móvil.  Algunos libros impresos se deben conservar para un museo”

Esas palabras las decía mientras el Decano mostraba en la biblioteca los libros obsoletos, superados en teorías y prácticas de su área; además comentaba como un sistema académico completo le ofrece a su facultad: contenido, laboratorios, simuladores, clases grabadas, seguimiento a estudiantes y en general todo el apoyo para los procesos de enseñanza – aprendizaje, proveen todo, hasta la gestión de evaluaciones. Respetado lector, esto es una realidad de mi entorno, quizá en la suya no lo es, pero no por eso debe dejar de conocerla.

  • UNIVERSIDAD

La transformación se ha realizado en algunas, pero otras (quizá la mayoría) aún se resisten a la nueva interacción, están regresando como sea a su “gestión normal” antes de la pandemia como zona de confort. Sin embargo, no será lo mismo, la disminución en el número de matriculados, la confianza en estas instituciones como elemento único de acceso al aprendizaje no existe; ahora las alternativas son más amplias, para todos los gustos y formas de aprender.

Con o sin cartón universitario algunos han logrado sus sueños, incluso económicos sin mayores estudios, por eso consideran que no es necesario un título profesional para avanzar en la vida, otros creen que si es necesario tener certificaciones o experiencia demostrada por cualquier medio.

En los años 2021 y 2022 se espera que algunos profesores se pensionen, pues reconocen que la “modernidad tecnológica” los atropella, otros a pesar de su desactualización, seguirán  dictando clase, sin hacer mayores cambios en sus recursos y medios educativos utilizados, influyendo negativamente en los estudiantes, lo que conlleva a egresados obsoletos, pero con un título profesional que en algunos casos jamás usará para su real empleo, emprendimiento o negocio.

Otro elemento es la oferta de programas académicos que están agotados en la época actual, no deberían seguirse ofreciendo, porque su acción será absorbida por la TIC o pueden desaparecer del todo en el corto tiempo.

  • LAS PROFESIONES:

¿Cuáles son las nuevas necesidades de formación? ¿Aún es útil la hoja de vida (CV) o la evidencia de acciones, capacidades y experiencia registrada?  … leer “sálvese quien pueda” puede ampliar este concepto. 

Considere esto: 3, 4 o 5 años de la vida de una persona en una universidad o institución académica,  en ocasiones para salir graduado y enfrentar una realidad para la cual no estaba preparado; sus habilidades, competencias e incluso información recibida no es ahora acorde al  entorno.

¿Cómo podemos prevenir un panorama así? como estudiantes e incluso como profesionales de cualquier ambiente académico, tenemos mucho que aportar positivamente, actuar coherentemente con nuestro objetivo personal y resultados esperados. ¿ya sabe por qué? ¿sabe cómo? – lo comentaré en otro espacio.

  • LOS RECURSOS EDUCATIVOS:

Los libros electrónicos crecieron entre un 30% y 50% en ventas (Datos de EBSCO, Médica Panamericana y otras fuentes consultadas – 2021); la tecnología está ahí apoyando al usuario, más cerca que nunca, en la punta de sus dedos o en un comando de voz.  ¿Estamos conociendo tecnologías, recursos y sistemas de comunicación para llevar nuestra labor profesional al usuario?

Los proveedores de contenidos digitales no se están enredando con reglas de catalogación, clasificación, formatos, tags, carnés inteligentes, antenas RFID, máquinas de autopréstamo y devolución, entre otros, los usuarios tampoco.

Esta pandemia llevó al usuario a explorar con más fuerza el soporte digital, pago o abierto, dependiendo del tipo de contenido. El usuario ahora escribe y pide ayuda a los “expertos” en blogs, videos, redes sociales y otros sitios que los están guiando y aclarando dudas. Además, hacen uso de buscadores semánticos, inteligencia artificial y aprendizaje automático para obtener lo que necesitan; sin duda aún tienen fallas, pero poco a poco, no tan lento, ampliarán su campo de acción y eficiencia.

¿Solo preguntas?

¿Cuántas empresas a través de influenciadores bibliotecólogos o similares están viendo que sus productos o servicios ya no son útiles para la “nueva” biblioteca? ¿Cuántos intentan continuar diciendo que somos los mejores, nada ni nadie nos reemplazará y que podemos seguir como siempre? ¿Cuántas editoriales y empresas agregadores de contenido están reduciendo su fuerza laboral en recursos impresos? ¿Cuántas universidades están preocupadas por el bajo número de estudiantes matriculados y están buscando transformarse? ¿Cuántas personas están pesando en no dar universidad a sus hijos, sino una formación directa mas acorde a las necesidades del medio actual?

Quizá necesite una introducción más amplia para que pueda entender lo que estoy diciendo, y lo que dicen otros profesionales del área desde muchos años antes de esta pandemia, los invito a leer (si no lo ha hecho) los otros aportes en biblioteca.club. o explorarlos en otros sitios.

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