Por Jairo Hernán Díaz Arias
En la era de la información y las tecnologías emergentes, la labor tradicional del bibliotecólogo está experimentando una profunda transformación desde hace varios años, pero ahora es un asunto que se debe asumir y requiere actuar. La digitalización y las herramientas tecnológicas han revolucionado la forma en que los usuarios acceden y utilizan la información, lo que ha llevado a una reevaluación de las tareas que el bibliotecólogo solía desempeñar.
En esta reflexión, exploraremos con unos pocos ejemplos, cómo las tecnologías emergentes han redefinido el rol del bibliotecólogo, liberándolo de algunas tareas tradicionales y permitiéndole concentrarse en nuevas funciones más estratégicas y de mayor valor agregado para la institución.
Automatización de tareas: Catalogación y Clasificación
Anteriormente, los bibliotecólogos invertían horas en la catalogación y clasificación manual de recursos bibliográficos, incluso a pesar de tener sistemas de apoyo como WEBDEWEY, RDATOOLKIT, el protocolo Z39.50 en KOHA y otras bases de datos bibliográficas o el sistema Classify de OCLC.
El advenimiento de las tecnologías emergentes como la inteligencia artificial y el aprendizaje automático (solo por nombrar unas), han permitido la automatización de estas tareas. Ahora, los sistemas pueden etiquetar y organizar automáticamente los recursos, liberando al bibliotecólogo de estas labores rutinarias y permitiéndole enfocarse en actividades más creativas y estratégicas.
Asistentes Virtuales: para Referencia y Atención al Usuario
Las tecnologías de asistentes virtuales como ChatGPT, Bard de Google y otros cientos de sistemas tipo “chatbots” han revolucionado la atención al usuario en las bibliotecas. Estos sistemas de inteligencia artificial pueden responder preguntas frecuentes y proporcionar referencias y asistencia en tiempo real. Los bibliotecólogos ya no necesitan dedicar gran parte de su tiempo a responder consultas básicas, lo que les permite dedicarse a tareas más especializadas y a brindar un servicio más personalizado y valioso a los usuarios.
Análisis de Datos para Mejorar los Servicios
La recolección y análisis de datos han adquirido una importancia significativa en la era digital. Los bibliotecólogos pueden utilizar herramientas de análisis de datos para obtener información sobre el comportamiento y las necesidades de los usuarios, no se trata de estadísticas de uso, sino de análisis de datos. Esto les permite tomar decisiones más informadas sobre la adquisición de nuevos recursos, la mejora de servicios y la personalización de las experiencias de los usuarios.
Acceso a Recursos Digitales y plataformas en Línea
Con la digitalización de recursos, las bibliotecas ahora ofrecen una amplia gama de materiales en línea, desde libros electrónicos de diferentes editoriales en un solo lugar y con herramientas que facilitan la gestión de los mismos, hasta bases de datos especializadas. Los bibliotecólogos pueden aprovechar estas plataformas digitales para ampliar el acceso a la información y brindar una experiencia de usuario más enriquecedora y diversa, sin límites de horarios o días festivos, porque está disponible 24-7 los 365 días del año.
Con esos pocos ejemplos (aunque existe muchos más), la alerta está planteada, en una conferencia anterior llamada “AdAPPtarse o Desaparecer” en el año 2019, ya se estaba haciendo un llamado al necesario “nuevo” enfoque del bibliotecólogo: el fomento de la alfabetización digital y de la educación en el acceso, curación y uso de la Información; y de la necesaria transformación de sus procesos, procedimientos, sistemas, misión y visión.
En la era de la información y del conocimiento, la alfabetización digital y la educación en información son habilidades fundamentales para los usuarios; los bibliotecólogos tienen la oportunidad de desempeñar un papel activo en el desarrollo de programas de este tipo, capacitando a los usuarios para que utilicen eficazmente las herramientas y recursos en línea, para evaluar críticamente la información que encuentran en la web y para dinamizarlos como entrenadores, en el crecimiento personal y profesional, lo que lo llevará al uso de recursos confiables y a la mejora de su acción académica, de formación.
Respetados Bibliotecólogos, no hay mas tiempo, el futuro 2024 nace en este 2023.
Las tecnologías emergentes han traído consigo una transformación radical en nuestra labor; la automatización de tareas tradicionales lo han liberado de tareas rutinarias y repetitivas. Ahora, pueden y deben enfocarse en funciones más estratégicas, como el estudio de su propio entorno para reconfigurar la acción de la Biblioteca y la creación de experiencias de usuario enriquecedoras.
En lo personal y como estudioso del área, estoy enfocado en contar con un CRAI que amplía las posibilidades de impactar la entidad que la vincula, en este caso la universidad. He estudiado por más de un año el futuro de la universidad y en especial el futuro de la educación superior, que parecen iguales, pero no lo son, y con base en ello he generado con argumentos un discurso que movilizó a Rector, Decanos, Directores de Programas, profesores y estudiantes.
Es posible, no es una teoría más, el CRAI fue designado por el Señor Rector y la vicerrectoría Académica para llevar el mensaje y el conocimiento recopilado de la transformación universitaria, de la educación a todas las facultades, se hizo en el mes de junio de este año 2023.
El impacto de lo que se hizo logró que inicialmente, un programa académico universitario decidiera que el CRAI aportara ese conocimiento y experiencia, para transformar el sistema. Entendió que lo que habíamos difundido fuertemente en el evento realizado en junio, podía aportar al éxito de sus estudiantes y del programa.
Pero no fue solo ese evento que los dinamizó, el CRAI ha realizado diferentes actividades de forma continua: recién tuvimos por una semana, la visita a finales de julio, de empresas y editoriales con tecnología que visitaron y entregaron información a decanos y directores; acción que continuara en agosto. También y desde hace varios meses, el envío de mensajes y reflexiones, como “Houston tenemos un problema” (publicado en biblioteca.club); que entendieron que el CRAI era mucho más que un “contenedor” de recursos o un “depósito” de libros impresos sin usar.
A partir de este mes de agosto, formaremos en el CRAI a todos los docentes de un programa académico, no solo sobre el acceso y validación de recursos de información (contenidos) disponibles en nuestra biblioteca digital (8 años de existencia), sino también en la visualización y descubrimiento de recursos, métodos y procesos que transforman la educación en la universidad, somos formadores de formadores.
Como lo pueden leer, al apropiarnos y actuar en el entorno y un poco más allá, el bibliotecólogo, el profesional de la información, está experimentando una “resurrección” para algunos o una transformación para otros en la era de la información y del conocimiento, convirtiéndose en un aliado indispensable para su institución, en el ciberespacio universitario del siglo XXI.
El futuro lo creamos hoy.
JHDA